lunes, 24 de noviembre de 2008

EL GURU

Cuando me di cuenta que habrían días en los cuales pasaría por la devastadora hambre, fue cuando me decidí a aprender a ayunar, así ya no tendría problemas intestinales y recurriría a coger una botella de agua o beberla de algún puquío, mi viaje fue muy largo llegue a olvidar muchas veces de donde venia y a donde me dirigía pero siempre me encontraba al lado de mis pensamientos , ahora era yo el que tenia que buscar las respuestas en mi propio ser o tal vez en las plantas que inspiraban la gracia divina de la relajación o el trotar del río que dentro de mis delirios me respondió muchas veces con un salpicón en los ojos y otras haciéndome tiritar de escalofríos cuando el sol se iba a buscar a la luna justo cuando ella venia, era tal disparate pensar que trepado en la cumbre de un árbol estaría seguro, lejos de los depredadores nocturnos, allá arriba solo encontraba picazones e hinchazones que maltrataban mi ganas de perderme en la Palma del ronquido hasta que sentí un empujón , me despertó y no estaba trepado en el árbol , era Ricardo el del empujón pero ese samaqueo cuando se lo reclame el no se movió, es mas ni siquiera me miro estaba abstraído con un libro en la mano, no tarde en darme cuenta que me hallaba en un parque rodeado de pistas y que Ricardo era solo una escultura y mi peregrinaje tan falso como mi ayuno así que tome de nuevo la puta línea 9 y me fui donde doña Julia a que me atienda bien.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario. Y si, cuando mato a alguien, me mato a mi mismo también.
Ahora, aprovecho este espacio, como tu lo llamas, para decirte y preguntarte qué día nos podemos encontrar, para charlar un rato sobre nuestras vidas. Le dije a un amigo mio, al que también le gusta la fotografía, si le gustaría acompañarnos a una sesión fotográfica en la ciudad. Si te parece, también nos puede acompañar. Bueno, amiguillo, se cuida. Suerte en su chamba. Un abrazo.